lunes, 29 de marzo de 2010

Palabras


Las palabras sirven para todo propósito imaginable. Sirven para iniciar y terminar, vencer y ser derrotado, amar y dañar. Usamos las palabras como nos place, muchas veces sin pensar en el efecto que tienen. Al fin y al cabo son sólo palabras. Muchas, demasiadas veces no nos damos cuenta del valor del silencio, la belleza y la sensatez que da el no decir nada, pensar en las consecuencias de abrir la boca y hacer pensar al otro. Para qué emitir un sonido que no va a construir, sino a destruir, a rebajar la idea que el otro tiene de nosotros. Y para qué hacerlo cuando somos conscientes de ello, si no es para producir dolor y confusión. Nos olvidamos en un mundo tan rápido, tan ruidoso, de que muchas veces lo mejor que se puede decir es nada.

Pero qué regalo, también, las palabras. Gracias a ellas estamos hoy aquí, estoy yo hablando y vosotros escuchando, aunque no se oiga nada. Qué gratificante resulta hacer una pregunta y recibir respuesta, incluso aunque no fuera la que buscábamos. Por suerte o por desgracia, son el camino para todo en esta vida. Hablamos con nuestro amigo, nuestra madre, con un desconocido, hasta con Dios... y ni con toda esa práctica somos conscientes de lo que decimos. Qué extraño resulta a veces descubrir que no son las palabras las que hablan, sino nosotros mismos.

domingo, 21 de marzo de 2010

Chocolate

Han abierto Xocoa, una chocolatería nueva en la calle Zapatería de Iruña. El mes que viene paso sin falta a comprar algo a mis queridas compis. Mmmmmmm...

sábado, 20 de marzo de 2010

Volver

Ni la falta de tiempo, ni la de inspiración, ni el desencantamiento. Nada de eso. Lo que me ha mantenido ajena a la blogosfera no ha sido más que el miedo.

Muchas cosas han cambiado desde que dejé de ser más o menos constante en este blog. Han acabado cosas, han empezado otras muchas, y junto a esa serie de acontecimientos, también empezaron las excusas. Al principio usaba la de la falta de inspiración. Más tarde, empezó el curso y efectivamente, me quedé sin tiempo, pero no era eso lo que me mantenía fuera de aquí. He tenido miedo al rechazo, tan simple como eso. En estos meses se me han ocurrido miles de temas sobre lo que escribir, pero inmediatamente después me imaginaba la respuesta, y aun consciente de que no era más que imaginación, no podía evitarla. Estaba emperrada en una mediocridad que ni siquiera había confirmado.

Pero afortunadamente, todo siempre cambia. Ni siquiera me voy a comprometer a escribir. Bastante comprometida estoy ya en otras cosas, aunque muy a gusto, todo hay que decirlo. Tampoco diré que voy a intentar postear más a menudo. Eso, espero, ya lo veremos.