miércoles, 14 de mayo de 2008

Tuning

Dándole vueltas, y sobre todo porque desde hace una temporada lo llevo leyendo por todas partes, me parece que debería desahogarme sobre el tema. No me parece bien que los símbolos (por llamarle de alguna manera, más que nada) que antes querían decir algo, por insignificante que sea, ahora sean utilizados sin saber qué son y a la ligera. Y no me refiero sólo a los palestinos, las camisetas de grupos de rock de hace unas décadas o las All Star. Me refiero, por ejemplo, a eso de ir el día de Navidad o el de Santa Ageda o el de Santo Tomás o el que sea con la saia y la falda por la cadera, la sudadera negra de Bershka y no llevar albarcas sino botas de monte cubiertas por unos calentadores negros, que así queda más borroka. Eso de coger algo tradicional y que siempre se ha hecho de una manera y tunearlo tan vilmente me parece estúpido. No creo que las mujeres que trabajaban casi día y noche en el caserío llevaran pantys blancos porque la media de lana y la albarca les molestaran, pero menos todavía que fueran enseñando el hombligo para que los demás vieran lo buenas que están manteniendo, eso sí, ese origen vasco del que tanto nos enorgullecemos.
Sé que todo esto suena retrógrado y tradicionalista, dos cosas que no me gustaría reflejar, pero hay cosas que me dan pena. No hace falta llevar piercings para hacerse ver más punkie, ni botas de monte para que vean lo "euskaldun" (entre unas grandiosas comillas, porque hay que ver lo que hay por ahí) que eres, porque no tiene sentido. No soy la más indicada para decir esto, porque hubo un tiempo en el que me importaba que los demás se percataran, nada más verme, de que tenía cierta ideología. Pero ahora me doy cuenta de que estaba equivocada, cosa que no han hecho algunos, aun teniendo cumplidos unos añicos, ya. Hay que ver.

6 comentarios:

Jon dijo...

Pepiño Blanco "el futuro de Navarra no lo decidirá Ibarretxe, lo decidirán los navarros". Río por no llorar.

Jon dijo...

Euskara da euskaldun egiten gaituena. Partamos de esa frase. El euskera nos hace euskaldunes, no lo hacen ni los pantalones de Ternua, ni las botas de Salomon, ni los calentadores a rayas, ni siquiera el hecho de no ducharse ni en Aberri Eguna. Pero recuerda que estamos en la era de la imagen, donde eso importa y define al hombre o la mujer. Si eres punky es por los aros, las chupas de cueros y las pegatinas de Eskorbuto o Cicatriz, y eso aunque cuando abras la boca seas más pija que la Marquesa de Bradomín. Encima, vas insultando a los demás desde tu finca en primera línea de playa sin pegar un palo al agua y de drogas hasta el culo.
De todas maneras, todo está mitificado. Las amamas euskaldunes no creo que fueran tal y como las pintan en Santo Tomás, o Sanlitromás, o en Santa Ageda y sus canciones. Las cosas eran reales y no eran simples disfraces. Está claro que en esta época de estandarización de la imagen, donde eres A, B o C, pero nunca lo que tú quieras ser, se puede utilizar la frase "dime cómo vistes y te diré quién eres". Por cierto, eso es más común en las mujeres y sus ligues que entre los hombres que nos entendemos entre Athletic, eructos y cervezas.

Jon dijo...

PD: Voy a subir un artículo que escribí en setiembre de 2006.

Jon dijo...

El último comentario sobre las mujeres lo he hecho al hilo de que ellas son mucho más superficiales que los hombres. Quizás porque pueden o quizás porque soy misógino, pero así lo creo. No hace falta que te vayas muy lejos, no hay más que ver que las mujeres sólo se lían con tíos buenos y a los demás los utilizan como amigos de los que se olvidan en cuanto los guapos les hacen caso. Igual te hablo resignado, o con el corazón, pero la experiencia me ha hecho que las cosas las vea así.
En cuanto a las reflexiones "ya conocidas", creo que no has entendido lo que quería decir. Intentaba expresar que los problemas son los mismos hace dos años que ayer, sólo que se transforman.

Jon dijo...

En cuanto a lo de ciegos, mudos y sordos, quiero diverger. Hay gente que sabe que no todo es tan bonito como le gustaría a él y por eso vive en una amargura profunda. Y no lo digo por mí, sino por mucha gente de mi alrededor que tú también conoces.

Nerea dijo...
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